Comprender la Formación de Colaboradores en la Misión

Un llamamiento clave para el mundo actual

El documento De Statu Societatis (DSS - Estado de la Compañía de Jesús) publicado tras la 71ª Congregación de Procuradores, incluye un capítulo titulado "Convertirnos en colaboradores de la misión de Cristo".

En él, el Superior General, P. Arturo Sosa, afirma que "estamos empezando a comprender cómo existen diferentes posibilidades de participación en el apostolado de la Compañía". Además, el P. Sosa afirma en su reciente mensaje al cumplir cinco años las Preferencias Apostólicas Universales (PAU) que "los procesos de formación de colaboradores en la misión es una dimensión que queremos desarrollar; es esencial para que las PAU den los frutos que prometen".

Para una buena colaboración, necesitamos una buena formación. Ya tenemos un sistema de formación para los jesuitas. ¿Y para nuestros compañeros en la misión?

"Necesitamos procesos que ayuden a nuestros colaboradores a llegar a ese momento de decisión y compromiso, una elección en el sentido ignaciano por la que se comprometen de corazón y voluntad con la misión de reconciliación y justicia."

Colaboración

Hoy la Compañía de Jesús cuenta con más de 14.000 miembros y está presente en un número sin precedentes de países de todo el mundo. Queremos que se proclame el amor de Jesucristo y para hacerlo eficazmente queremos colaborar con otros. Trabajamos con decenas de miles de personas que son nuestros socios en la misión. Trabajamos juntos en escuelas y centros de espiritualidad, universidades y centros juveniles, con refugiados y para los sin techo. Compartimos lo más profundo de nuestra espiritualidad con nuestros colaboradores y también aprendemos de ellos. Juntos queremos escuchar mejor la llamada de Jesucristo y ser apóstoles más eficaces.

Formación de Colaboradores en la Misión: Un viaje transformador

La mejor manera de entender la formación de los compañeros de misión en las instituciones jesuitas es como un viaje progresivo, más que como eventos aislados de formación. Este proceso se desarrolla a lo largo de múltiples etapas, cada una de las cuales se basa en la anterior para profundizar en el compromiso y la implicación.

El itinerario comienza con una orientación básica sobre la identidad, los valores y la misión jesuita. Esta fase inicial introduce a los coloaboradores en los conceptos, lenguaje y símbolos ignacianos fundamentales. Esta base permite a los participantes empezar a comprender la cultura y el carisma distintivos de la Compañía de Jesús y sus obras.

Las etapas intermedias se centran en fomentar la pertenencia auténtica y profundizar en el compromiso. Aquí, la formación va más allá de la transferencia de conocimientos para alimentar lo que la CG35 llama un "sentido compartido de misión". Los compañeros exploran más profundamente la espiritualidad ignaciana, desarrollan relaciones significativas dentro de la comunidad y empiezan a pasar de ver su papel como una simple carrera a entenderlo como una vocación. La Compañía hace especial hincapié en la amistad como elemento central de esta fase, en la que la colaboración surge de relaciones genuinas y no de la mera utilidad.

Las etapas avanzadas se centran en el desarrollo de la corresponsabilidad y la sabiduría. Los compañeros asumen mayores roles de liderazgo mientras crecen en su capacidad de testimonio carismático. Como se señala en los documentos de la Compañía, se convierten en verdaderos "colaboradores en la misión", compartiendo la responsabilidad de llevar adelante el carisma y la misión jesuita.

Los procesos de formación eficaces están marcados por varias características clave:

  • Combinan las modalidades de aprendizaje presencial y en línea
  • Hacen hincapié en las relaciones de acompañamiento y tutoría
  • Se adaptan a los contextos locales manteniendo elementos universales
  • Integran la formación espiritual con el desarrollo profesional
  • Fomentan la solidaridad intersectorial y la creación de redes

El viaje requiere un compromiso y una inversión institucionales significativos. Sin embargo, como ha comprobado la Compañía, la formación exhaustiva de los socios en la misión acaba por reforzar la identidad institucional y ampliar el impacto apostólico. El proceso transforma tanto a los socios como a las propias instituciones, creando comunidades más colaborativas y centradas en la misión, alineadas con la visión jesuita de "amigos en el Señor" que trabajan juntos al servicio de la Missio Dei.

Asistentes para la Formación de Colaboradores en la Misión

Para apoyar este camino formativo, el papel de los Asistentes para la Formación de Colaboradores en la Misión se vuelve crucial. Estos delegados, ya sean jesuitas o laicos, actúan como catalizadores y coordinadores de los esfuerzos de formación en los diferentes sectores apostólicos. Trabajan para asegurar itinerarios de formación coherentes respetando la singularidad de cada ministerio. Su papel implica tanto la planificación estratégica como la implementación práctica de los programas de formación, manteniendo siempre a la vista el objetivo final: profundizar la conexión de los compañeros de misión con la misión jesuita y su apropiación de la misma.

Del mismo modo, los responsables de Identidad y Misión en las obras jesuitas desempeñan un papel complementario vital. Aseguran que las operaciones diarias y la planificación a largo plazo de las instituciones permanezcan enraizadas en los valores y la espiritualidad ignacianos. Trabajando en tándem con los Delegados de Formación, ayudan a crear ambientes donde la formación pueda florecer y donde los colaboradores puedan crecer en su comprensión y experiencia vivida de la misión jesuita. Su trabajo es esencial para traducir las experiencias de formación en prácticas institucionales concretas que sostengan y profundicen el compromiso con la misión.

Competencias clave para su misión